Por Daniela Bambill
El derrotero del Gobierno en la disolución del frente que lo llevo al Poder pareciera comenzar a cristalizarse.
El anuncio de la salida de Monzó, espada legislativa de Cambiemos, deja al descubierto un frente interno convulsionado, a esto se suman las manifestaciones de dirigentes de la UCR en disconformidad con los espacios que sus socios les niegan en el juego que se avecina.
Las últimas dos sesiones en la Cámara Baja han dejado en claro que el Parlamento será caja de resonancia del mal humor social, después de dos años el arco opositor ha logrado los consensos mínimos necesarios para poner en el Recinto la voz de la gran mayoría de los argentinos.
No obstante la consolidación de la voz opositora en el Parlamento, no parece avizorarse hasta el momento el consenso necesario para amalgamar el descontento en un Frente opositor con competitividad electoral para canalizar los reclamos populares.
Es claro que los roles deben ser definitivos y definitorios en la construcción de una oposición que se convierta en herramienta con chances de seducir a un electorado hoy esquivo y con la apatía generada por la guerra mediática que pretende destruir a la Política como herramienta, viejo juego de las corporaciones que ha dado resultado en esta democracia débil desde la recuperación en 1983.
La responsabilidad de construir Unidad desvela a las bases y dirigencia, es claro que la división del arco opositor peronista, aún con un mínimo de intención de voto en las encuestas, dejaría abierta la puerta a un nuevo mandato de la coalición gobernante.
Como construir esa Unidad es el desafío del peronismo hoy. Los intentos por llegar a la meta planteada son disímiles y dispersos pero hasta el momento solo se trata de actos y fotos esporádicas con la antelación de posibles candidaturas, negadas en público obviamente, y el fantasma de la decisión última de Cristina Fernández de Kirchner como condición sine quanon para pensar cualquier estrategia.
La Senadora ha manifestado en reiteradas ocasiones que ella no sería un obstáculo en la construcción de la tan anhelada unidad y ha dado muestras de ello en más de una oportunidad, la más notable es el silencio mediático que solo rompe en el Recinto del Senado, sin embargo, seguidores y detractores de Cristina parecen signados por sus movimientos y la posibilidad incierta de manifestación concreta de conducción del conjunto.
Por otro lado, la estrategia de encarcelamiento de funcionarios opositores y su consiguiente repercusión mediática alcanza un límite frente a la resistencia de algunos integrantes de la corporación judicial que, a pesar del amedrentamiento de Balcarce 50, optan por volver atrás con fallos vergonzosos y esto resulta en la liberación de algunos de los otrora sometidos al escarnio público.
En este contexto, la intervención del PJ Nacional a partir de una aberración jurídica firmada por Servini de Cubría ha sido la explicitación de la voluntad del macrismo de eliminar todo vestigio de organización posible del peronismo.
El tablero político mueve sus fichas a ritmo vertiginoso en un tiempo de turbulencia económica, la salida a lo que inexorablemente vaticina una crisis con ribetes poco predecibles requiere de una dirigencia a la altura de las circunstancias históricas, con un grado de altruismo superlativo y con una clara visión del escenario pos caída del macrismo.
El peronismo sigue en pie, aún sus folclóricas divisiones y contradicciones internas, es de esperar que prime el viejo apotegma del General: Primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres para volver a convertirse en una opción electoral competitiva y por sobre todas las cosas un Gobierno con capacidad para reconstruir el desastre generado por esta suerte de mueca del neoliberalismo anacrónico y delictivo que implica la Gestión Macri.
Una gran interna nacional que dirima viejos pleitos y consolide nuevos liderazgos pareciera ser la única alternativa posible.
La cuenta regresiva hacia 2019 ha comenzado y la esperanza de redención está puesta en el Movimiento Nacional que ha sobrevivido en los últimos 73, depende de los hombres y mujeres que lo constituyen que el eterno sueño oligárquico se convierta en realidad o no.

29 de abril de 2018