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El discurso de Alberto ante el Congreso.

Por Julio Fernández Baraibar.

Lo más importante y tranquilizador del mensaje de Alberto es que hemos cambiado el rumbo. Vamos hacia un modelo industrial, productivo, soberano y sin ajuste. El Estado vuelve a afirmar su capacidad de conducir el desarrollo económico argentino.
Puso en negro sobre blanco el grado de postración y desmantelamiento del sistema económico nacional que dejó la acción predadora del gobierno de Macri. Nos dejó, como al ARA San Juan, en el fondo del mar. La tragedia del submarino fue una metáfora de lo que nos ocurriría al conjunto del país.

En el orden de la política internacional nos vuelve a colocar en el lugar correcto: multipolaridad, cercanía afectuosa con el Papa Francisco, integración latinoamericana y alianza estratégica con Rusia y China. A la vez que explicó con claridad los movimientos diplomáticos realizados tendientes a generar una situación favorable en el ámbito internacional para nuestra negociación de la deuda.
Todo ello en el marco de una fuerte ratificación de los derechos soberanos sobre Malvinas e Islas del Atlántico Sur, con una puntual mención al tema pesquero.
Dejó claro y puso en marcha una propuesta de desarticulación del ilegítimo poder que se ha generado en un sector de la justicia federal y propone rehacer todo el miserable sistema de espionaje interno heredado, para ser justos, de la dictadura y que no fue tocado más que superficialmente durante todos estos años.
Asumió la responsabilidad de impulsar una ley de despenalización del aborto y un fuerte plan integral de educación sexual junto con un decidido apoyo a la maternidad y la familia.
Y con lo mejor del Perón de 1973 un llamado a la unidad nacional: para un argentino no hay nada mejor que otro argentino.
Quien esperaba algo más no entiende varias cosas: el país en el que estamos, el cambio estratégico que implicó su candidatura, la región en la que estamos insertados y lo que votó la mayoría de los argentinos.

Buenos Aires, 2 de marzo de 2020