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Día de la mujer: De visibilización, discusiones, sectorializaciones y próximas muertes.

Por Daniela Bambill

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer en homenaje a las víctimas de Chicago, el 25 de noviembre el día internacional contra la violencia hacia las mujeres por las hermanas Mirabal, víctimas de la dictadura de Trujillo. Las mujeres conmemoramos víctimas. Las mujeres levantamos las banderas de luchas históricamente, como las Madres y las Abuelas.

Escuchamos sobre el patriarcado, sobre el machismo, debatimos, marchamos, discutimos y nos sectorializamos cada día un poquito más: las que defienden el aborto, las que están en contra, las que son jóvenes y las viejas que son convocadas a hacer la revolución. Las que piensan que sin justicia social no hay derecho de género posible, las que priorizan el derecho de género y piensan que sin él no hay justicia social, las que se sienten representadas por un grupo de intelectuales que definen lo que consideran las políticas públicas en la materia, las que no se sienten representadas, las que están satisfechas con las leyes de cupo político o laboral y las que piensan que esos cupos solo sirven para dejar contentas a todas pero son ocupados por las mujeres que responden al señor poderoso que las apadrina. Se suman a la lucha y a la sectorialización las diversidades, y se arman más discusiones, reclamos y debates: que si mostramos las tetas, que si quemamos la Catedral, que si son antiderechos, que si hay que respetar la diversidad religiosa, cultural y heterogeneidad de realidades, que si usamos la E, que si no la usamos, que si hay dos géneros, que si hay tantos géneros como percepciones individuales existen… Y la lista sigue larga, porque para discutir y debatir es gigante el punteo. Mientras tanto las acciones se distribuyen a lo largo y ancho del país y se globalizan con la rapidez de las nuevas tecnologías, marchas, consignas, canciones, declaraciones, capacitaciones, foros e innumerables acciones que contienen las sectorializaciones, y se convive en armonía para luego volver a las discusiones, debates.

El movimiento de las mujeres es imparable… Tan imparable como la muerte. En la Argentina los femicidios son una epidemia que parece imposible de frenar. Una mujer muerta cada menos de 23 horas se puede leer hasta la “naturalización”, las sonrisas congeladas se repiten una y otra vez en las fotos de búsqueda primero y luego en las noticias de hallazgos, cada vez más macabros, cada vez con detalles más morbosos de una prensa ávida de ventas. Es evidente que la discusión, el debate, la sectorialización, las capacitaciones y el conjunto de acciones más o menos creativas no constituyen en sí mismas más que la catarsis y visibilización de un problema que no encuentra soluciones. Las cifras suben inexorablemente. Podemos estar de acuerdo o no en los diagnósticos sociológicos, en las descripciones de la historia, podemos festejar los avances culturales respecto del machismo, otrora orgullo masculino y hoy un poco vergonzante para los señores que comprenden que algo está cambiando rápidamente. Lo concreto es que las muertes no paran, que los asesinos no tienen una clase social determinada, no tienen un acervo cultural determinado, ni religión determinada, no tienen un “target” determinado. Las muertes atraviesan todo, las mujeres caen a manos de las bestias una tras otra, no hay edad, ni estado civil, ni condición económica, ni cultural, ni social. A lo largo y ancho del país, una mujer es asesinada cada menos de 23 horas. No hay debate intelectual válido, no hay acción colectiva posible, no hay discusión transversal que alcance hoy. Esto no significa “dejar de hacer” es sencillamente una descripción y la espantosa sensación que no es posible parar las muertes. Tal vez es necesario acciones más concretas, más territoriales, más contundentes mientras tratamos de buscar la manera siguen muriendo mujeres.

Este 8 de marzo, sería un buen momento para comenzar a focalizarnos en esto, hasta que las muertes dejen de ser una epidemia, las discusiones sectorializadas hacen ruido a cotillón, que entretiene, que resulta simpático, que pueden ser de avanzada, pero… Queridas compañeras, nos están matando… En las sonrisas congeladas no hay tiempos válidos, en la intimidad de cada próxima muerta no hay tiempo, el asesino está ahí donde menos lo imaginamos y no le importa demasiado cuándo cambia el sistema, ni cuanto el Estado declama junto a nosotras… Mientras escribo esto una sonrisa se congela para recordarnos que no hay nada para festejar.

 

Presidenta del Instituto Independencia

3 thoughts on “Día de la mujer: De visibilización, discusiones, sectorializaciones y próximas muertes.

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