Recen por mí
Por Mariana de Alva
Un hombre valiente, con un bravo corazón, que cuando asumió su pontificado nos dijo “Recen por mí”, hoy nos muestra porque nos hacía este humilde pedido.
El primero de junio de este año, mediante un decreto, en su carácter de Jefe del Estado Vaticano, Francisco resolvió que el Estado Pontificio deje de comprar a empresas con sede en los llamados paraísos fiscales. La noticia pasó prácticamente inadvertida y pocos medios de comunicación editorializaron esto. Es que las grandes cadenas de noticias pertenecen a holdings que tienen su domicilio en paraísos fiscales, como es el caso del multimedios Clarín en la Argentina, O Globo en Brasil y sus colegas de todo el mundo.
La normativa se basó en la necesidad de ejercer, “como Jefe de estado”, una gestión eficaz de los recursos, promover la transparencia, el control y la competencia en la adjudicación de contratos y, en base a ello, resolvió una nueva legislación del Estado vaticano para la compra de bienes y servicios, obras y trabajos. La norma “prohibe” celebrarlos con empresas y personas que tengan su sede en paraísos fiscales o que tengan accionistas residentes en esos paraísos. La normativa avanza incluso hasta aquellas empresas que se encuentran vinculadas comercial y financieramente, en términos de control de sus decisiones, con esas empresas.
La normativa es el resultado de un arduo trabajo de cuatro años de los ministros de Francisco y se titula “Normas sobre transparencia, el control y la competencia de los contratos públicos de la Santa Sede y de la Ciudad del Vaticano”. En ella explicita que serán excluidos de las compras los proveedores “residentes o establecidos en Estados o territorios con regímenes fiscales preferenciales según lo dispuesto por las instituciones internacionales, de acuerdo a lo definido por la secretaría para la Economía del Estado Vaticano, o si tienen participación directa o indirecta de sujetos residentes o establecido en los Estados o territorios antes mencionados”.
Con casi 100 artículos, la legislación se basa en la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y sustituye a todas las normas sobre la materia vigentes, en modo disperso, entre la Administración Patrimonial de la Sede Apostólica (APSA) y la Gobernación del Vaticano, y será válida para todos los entes de la Santa Sede.
Pero hoy, nuevamente, Francisco me despierta deciéndome “no son las únicas balas que Dios me ha dado…”, y comprendí que debo seguir rezando por él.
Dando un nuevo paso adelante Francisco pidió “cerrar los paraísos fiscales” y sancionar a empresas que especulen con alimentos de primera necesidad, al tiempo que criticó la reducción del Estado de bienestar en varios países, en un documento con propuestas concretas para la aplicación de la Encíclica del papa Francisco Laudato Si.
La Santa Sede presentó hoy el documento “En marcha por el cuidado de la Casa Común”, preparado por la Mesa Interdicasterial del Vaticano sobre Ecología Integral. Entre las propuestas del documento, la Santa Sede pide “sancionar severamente las instituciones financieras involucradas en operaciones ilegales y que favorezcan la evasión fiscal y/o especulen con productos alimenticios de primera necesidad”.
“Cerrar los paraísos fiscales, evitar la evasión y el lavado de dinero que roban a la sociedad, poniendo al ser humano sobre los intereses de las empresas y de las multinacionales más poderosas, que terminan sofocando e impidiendo la producción local”, agrega en esa misma dirección el documento presentado este jueves por el canciller vaticano Paul Richard Gallagher.
En ese marco, si bien aclara que el documento fue preparado antes de la difusión del coronavirus, el texto sostiene que “la pandemia de Covid-19 demuestra cómo debe ser puesto en discusión un sistema que reduce el Estado de bienestar, así como un sistema económico financiero que permite grandes especulaciones incluso sobre las tragedias, volviéndose contra los más pobres”.
“No podemos no constatar que vivimos un momento histórico marcado por desafíos urgentes, pero
también muy estimulantes para construir una nueva civilización” afirma enfáticamente el documento.
Así, Francicso sostiene que “es necesario un continuo trabajo para la difusión, la profundización y la actuación de la Laudato Si”, por lo que dedica “a los responsables de la cosa pública, a todos los seres humanos de buena voluntad” varias propuestas operativas, “con el objetivo de inspirar la
acción de las instituciones de la Iglesia, de los fieles y de todas las personas buenas”.
El marco analizado por el Vaticano sostiene que “es tangible el nexo entre las cuestiones financieras de hoy y la conversión ecológica”. Advierte que “la escasez de agua, que se contrapone a su
control por parte de pocos, corre el riesgo de ser una de las principales causas de conflictos en los próximos decenios”. El Vaticano propone además “monitorear severamente las actividades de exploración y de extracción en los ecosistemas más frágiles y en las actividades offshore. En particular en los países en vía de desarrollo, para evitar que los derechos humanos sean golpeados, que el agua, el suelo y el aire sean contaminados de forma negligente o consciente, involucrando a las poblaciones interesadas”, agrega el documento.
Las propuestas de Francisco deberían ser inspiradoras de lo que nos corresponda hacer, en cada una de las esferas de acción que en cada caso nos compete. Y esto sin importar la religión o creencia que cada uno profese, incluso mucho más aún para aquellos que no profesan una creencia, ya que nos está diciendo que el vivir mejor es aquí y ahora y que de nosotros depende, el cuidado de nuestros pueblos y de nuestras biosferas.
En este punto debo afirmar que el amable nombre de paraíso, con que se denomina estos antros, enmascara el hecho de que se trata de guaridas fiscales para evasores de todas las naciones y malvivientes de todos los oscuros negocios del mundo -armas, drogas y trata de seres humanos y prostitución entre los principales-. Llamarlos paraísos y graficárlos con hermosas playas
salpicadas de palmeras me parece, por lo menos, mentiroso para nuestros propios hijos, que ajenos a todo lo relativo a la finanzas públicas, creen que se puede tratar de destinos turísticos. Más bien correspondería que el símbolo, emoticón y todo tipo de gráfica síntesis en la comunicación fuera la de una bandera pirata, el parche para un ojo o el vuelo de aves carroñeras sobre el caído.
Pero no deberíamos quedarnos en la simple réplica del decreto de Francisco, sino que un segundo paso sería pedir el cierre de los paraísos fiscales y sancionar a las empresas que abusan, tal como lo ha planteado el Papa. Y en ese punto se deben plantear diversas acciones que permitirían
acorralar desde los estados la huida de riquezas.
Y ¿cómo?
1- Legislar la eliminación, en toda la normativa tributaria, del sistema de “Precios de Transferencia” que posibilita que las empresas transfieran sus rentas a esos paraísos fiscales con total libertad y acompañados por los tribunales que en función de esa normativa garantizan el derecho a transferir esas ganancias en juicios en los que, además, el Estado debe hacerse cargo de las costas. Así es cómo Vicentín, que tantas horas de pantalla concentra hoy en día, ha transferido fondos a otras jurisdicciones-guaridas, mediante operaciones de compra de bienes y servicios financieros, y de todo tipo, y exportaciones por valores inferiores, a sujetos vinculados en estos “paraísos fiscales”, todo ello justificado en sus balances por estos “precios de transferencia”, que cumplimentan nuestra más que torpe normativa.
2. Correspondería imponer por ley un sistema de retenciones para todos los contribuyentes que en Argentina perfeccionen operaciones de cualquier tipo con estas empresas situadas en países de baja o nula tributación (guaridas), como un impuesto autónomo, es decir que no es a cuenta de ningún otro impuesto y que ingrese a las arcas del fisco nacional, con independencia de los tratados sobre doble imposición, ya que estas jurisdicciones piratas, implican la no tributación.
3. Deberíamos legislar sobre una nueva presunción absoluta de hecho y de derecho, que no admita prueba en contrario -iuris et de iure- de un valor de intercambio equivalente con operaciones similares de comercio interior, en las operaciones con sociedades situadas en guaridas fiscales o empresas vinculadas a estas, aplicable a todos los sujetos económicos alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, incluidos los sujetos exentos en el mismo.
De este modo, cada vez que una empresa cualquiera pretenda comerciar con un sujeto de un paraíso fiscal o vinculado a este, deberá someterse a la presunción de que esa operación es en los valores en que se perfeccionaría en el mercado interno y, además, sería admisible si y sólo si fuera como entre sujetos internos de nuestro país. Es decir que, para endeudarse o recibir préstamos de un sujeto en o vinculado a un paraíso fiscal, la operación debería ser considerada como si se endeudara con el Banco Nación y, de no ser así, no sería admisible y por lo tanto impugnable.
Para que se entienda el punto: el endeudamiento de diversas formas con las casas matrices u otras entidades no vinculadas societariamente, pero sí en términos comerciales y financieros, es el vehículo para la fuga sistemática de fondos de las empresas que realizan valor. Levantan ganancias y las transfieren a los paraísos fiscales a través del pago de intereses de préstamos eternos, tal y como se somete a las naciones mediante las deudas soberanas.
De la misma forma, las empresas son, en apariencia, siempre pobres en capital y al borde de sus concursos y con raquíticos márgenes de ganancias, mientras que sus dueños son multimillonarios en cualquier parte del mundo, menos en la jurisdicción donde son contribuyentes naturales.
4. En consecuencia deberíamos legislar para definir como “sospechosa” toda operación financiera, compra de servicios de cualquier naturaleza, pagos de intereses, etc, y elaborar el ROS – Reporte de Operación Sospechosa – respecto de toda operación de entrada y salida de valores efectuada por empresas que tienen sus casas matrices en guaridas fiscales o vinculados directa o indirectamente con estas.
5. Para favorecer el acompañamiento a estas medidas, deberíamos legislar menores tasas aduaneras de intercambio de comercio exterior con aquellos países que adhieran a este paquete de normativas, que son el equivalente a sancionar a aquellos que tienen una política “paraíso fiscal frendly”, es decir amistosa con los llamado paraísos fiscales.
6. Se debería incorporar a nuestra legislación la cláusula de que la deuda soberana no puede ser nunca emitida para que quede en manos de sujetos ubicados en paraísos fiscales. En tanto los títulos se encuentren en esas manos, la deuda será repudiada, porque el propio título deberá, en su nominación, consignar la leyenda “No válido para sujetos residentes en paraísos fiscales”.
¿Esto sería el equivalente a decir en un cheque que no podrá ser presentado para el cobro por un caballo? Sí, pero, en definitiva, por los próximos 20 años no podremos contraer deuda en el exterior, luego del proceso de hiper-endeudamiento fraudulento y posterior default en el que nos colocó el gobierno del ex presidente Mauricio Macri. Por lo tanto, el hecho de que “por Ley” nuestros futuros bonos no puedan ser “tenidos” por sujetos ubicados en guaridas fiscales, no le bajará el valor a los mismos, ya, en estas condiciones, que no contaremos por muchos años con la variable del endeudamiento externo.
7. En definitiva, debemos declararnos como un país hostil a todos los sujetos económicos que habitan esas jurisdicciones fiscales, ya que la presunción de sus acciones de evasión están ya probadas por la elección de su lugar de domicilio societario, como así también su férrea decisión de no contribuir con los pueblos del mundo en su desarrollo, por lo que no requiere ser probado el “ánimus delincuencial”, en el exacto sentido que Francisco, el Papa de toda la cristiandad, nos está diciendo, a su rebaño, “es por aca”!!!!!!!.
8. Deberemos ordenar una amplia legislación en materia ambiental, prohibiendo lo que se debe prohibir y gravando fuertemente aquello que no deba ser prohibido pero si desalentado, para acompañar, en uso de los fines extra-fiscales de la tributación, a un desarrollo ordenado y justo de la vida de la humanidad y la sustentabilidad de su paso por el planeta. (Ver artículo de la autora: “Impuesto Verde – los fines extra-fiscales de la tributación para la sustentabilidad ambiental y de la biosfera.”)
Como escribiera nuestro compañero Roberto Feleti en su último Artículo, se termina de cerrar un ciclo de Globalización. El mundo que se abrió en 1989, después del final de la guerra Fría, tuvo 20 años de crecimiento global en términos de producto bruto, luego la caída de la crisis del año 2008. que llamamos de Lehman Brothers, desnudó una hiper-financierización de la economía global apalancada en estos paraísos fiscales y termina ahora de colapsar con la pandemia por el Covid-19, de un modo muy profundo, ya que las economías de todas las latitudes se ven desgarradas en sus estructuras internas. A partir de acá veremos un mundo distinto, más apoyado en vectores de economía nacional que en modelos de redes de empresas vinculadas, que concluyen
sujetándose siempre de un paraíso fiscal.
Si no seguimos los ejemplos de Francisco, probablemente seremos el alimento de su último ciclo de
existencia de las arañas que han tejido esas redes, hasta el crack total del sistema, el que incluirá, no sólo al capitalismo,sino a la humanidad y su supervivencia sobre la faz de la tierra.
La Argentina está en posición de resolver necesidades para si. Bajo un signo peronista puede movilizar recursos hacia un mercado interno que dinamice la economía, con la simple protección de su existencia, y puede crecer, suministrando vivienda, alimentos y energía a sus ciudadanos y empresas. Seguramente, no tendrá la gran mayoría de la población acceso a los bienes de última generación que requieran transferencias de divisas para su consumo interno, sin embargo se elevará el nivel de vida de las mayorías y todo ello es posible por la caída de la globalización tal y como la conocimos, y la pandemia que ha fisurado los cimientos de todos los pilares que la sostenían.
Hoy tenemos que decidir entre ser la mosca presa de la telaraña de las ruinas de un capitalismo financierista apátrida y con sus patas puestas en paraísos fiscales, que alimente a la araña hasta su extinción, junto con su medio ambiente, o ser una nación digna, que decida con quienes comerciar y con quienes no hacerlo y ponerse de pie para el bien de su pueblo y de todos los hombres del mundo, con excepción de aquellos que estén en paraísos fiscales.
Un argentino, Francisco, ya decidió.
Excelente trabajo Mariana. Te felicito Cuantas cosas ciertas y que difícil para resolverlas
Excelente Artículo y muy buenas noticias para la economía mundial ha sido la caída de una modalidad económica mundial que nos ha dejado en el pozo, que venía pisoteando derechos de países emergentes a tener que depender de préstamos foráneos creando una forma de gobierno sumido a que entre el endeudado y el prestamista, exista una dominación del poder ser. El capitalismo cayó por su propio peso, Francisco es un visionario que senta un precedente histórico en el Vaticano y en el mundo en sí. Adoptar su postura como país sería de gran importancia para la Independencia Económica y la Soberania misma, cuanto más clara y transparente sea, más Derechos humanos habrá para todes en un mundo con igualdad de oportunidades y de crecimiento de todos los países por igual. Un nuevo orden mundial nace en el Vaticano. Recemos por Francisco porque habrá guerra y un fuerte rechazo!!!!
Aplaudo esa iniciativa. Muy bien Francisco habria que difundir y proponer su tratamiento por los legisladores
Que buen trabajo !!
La lectura resulta ágil y entretenida.
Me impacto tu referencia, Mariana, a qué la simbologia que se utiliza para nominar y graficar a los paraísos fiscales suele alivianar la verdad y que deberían ser identificados con simbolos pertenecientes a los piratas Gran trabajo de recopilación y elaboración que nos lleva a reflexionar sobre cuestiones que los evasores prefieren que permanezcan a un costado.
Muchas gracias !
Un placer!
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