Recen por mí – Segunda parte –
Por Mariana de Alva
Francisco, el Papa Argentino, luego de su Decreto sobre las compras del Estado Vaticano en el que PROHIBE la compra a sujetos ubicados en paraísos fiscales, emitió un nuevo documento en el marco de los 5 años de su encíclica Laudato SI, titulado “En camino hacia el cuidado de la casa común” y en el exhorta y da pautas de interpretación de la Laudato SI, para la conversión hacia un sistema de cuidado de la ECOLOGÍA INTEGRAL.
Francisco, en su inmensa apuesta por el hombre, nos dice que: «la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y ponerla al servicio de otro tipo de progreso, más sano, más humano, más social, más integral» – Laudato Si. Nro 112- FRANCISCO. Para ello, brinda una propuesta operativa, que en este caso es la ecología integral. Como se indica en el texto, esta requiere una «visión integral de la vida para elaborar lo mejor posible políticas, indicadores, procesos de investigación e inversión, criterios de evaluación, evitando concepciones erróneas del desarrollo y el crecimiento» (pág. 9);
El documento alerta que no hay salida a la situación actual en la que se encuentra la creación si la humanidad no es consciente de la necesidad de cambiar sus estilos de vida. Pero también cómo producir y consumir. Es noticia diaria la necesidad de un cambio radical en el comportamiento humano, para que la casa común sea cada vez más respetada y protegida.
La emergencia sanitaria del Covid-19 también exige una «conversión ecológica», un mayor recurso a la solidaridad y la fraternidad que evite verter en la creación las opciones egoístas no sólo de los individuos sino de entidades privadas e incluso estatales.
Los que tenemos hijos de 20 años, vemos a menudo que ellos han formado conciencias más amplias a las que hemos formado en la última mitad del siglo pasado los jóvenes de aquel entonces, cuando nuestros propios hijos nos dicen: «mamá cerrá la canilla que estás desperdiciando agua», o nos explican ellos mismos cómo reciclar los deshechos de nuestro propio hogar, y podemos advertir, si decidimos dejar de mirar al costado, que estamos llamados a tomar las decisiones de fondo que hagan a una posible vida en sociedad con paradigmas de cuidado de la casa propia, de nuestro planeta y nuestro medioambiente.
Caminar hacia una ecología integral en principio se traduce en pequeñas acciones cotidianas. Empezando por el reciclaje de los residuos, el respeto por las zonas verdes, el ahorro del consumo de agua y energía, la elección de fuentes renovables, el evitar los gases de efecto invernadero, el favorecer cada vez menos la contaminación atmosférica fomentando el transporte eléctrico y la elección de pesticidas y fertilizantes ecológicos que respeten la tierra y sus frutos.
Pero esas acciones que se traducirán en un mejor cuidado de la casa propia deben estar acompañadas por regulaciones gubernamentales que, por un lado propicien la posibilidad de ese cuidado y por el otro prohíban, en caso de corresponder, y desalienten con todas sus herramientas el uso y abuso de las “pseudo-satisfacciones”, de carácter inmediato- que produce el no cuidado de los bienes que contienen esas premisas.
En un extenso artículo que escribí hace algún tiempo “IMPESTO VERDE- Los fines extrafiscales de la tributación”, he puesto de resalto que debemos instrumentar una política tributaria en este sentido y reseñaré aquí sólo algunos de los conceptos que entiendo pertinente mencionar, para inspirar la discusión. En ese artículo hago algunas consideraciones respecto del hecho imponible, la naturaleza del impuesto, de la debida interpretación de los principios que debe regir un sistema tributario y el análisis de la jurisprudencia que se ha dado de ellos, empero entiendo que no corresponde abrumar con ello, ya que es materia de los tributaristas la discusión. Lo que si diré es que se trata de disparadores, que no pretenden agotar la discusión ni darla por resuelta, ya que hacen a la esencia misma y no deben nublar luego el objetivo esencial.
Sólo diré que si se trata de un impuesto trasladable a precios el efecto que tendrá es el de encarecer fuertemente el precio del bien o servicio, y la finalidad extrafiscal lograda será la de desalentar el consumo de tales bienes por un encarecimiento de la oferta, es decir que se tratará de un encarecimiento de costos que una vez acomodados al nuevo sistema, como mucho tendrá la función de limitar el número de consumidores en la proporción que el encarecimiento imponga.
Por el contrario si se trata de un impuesto de ejercicio, la finalidad será la de desalentar el NEGOCIO EN SI para quien lo soporta, llevando al inversos, público o privado, a buscar otras formas de suplir el objeto gravado. Y cada caso deberá tener un conjunto de definiciones taxativas.
El primero podría funcionar en algunos casos como los tributos sobre bienes de consumo masivo cuya composición, ya sea en la fabricación del bien o en la configuración del objeto de venta serían perjudiciales para la humanidad, a lo cual podemos poner como ejemplo la fabricación de productos de consumo con grasas transgénicas, (utilizadas para bajar costos de fabricación) y otros componentes químicos que tienen la función de “FIDELIZAR” clientes, es decir producen efectos adictivos – ello en tanto no deban estar prohibidos, discusión que excede este artículo.
Pero también podría considerarse un elemento gravable la venta de productos de consumo masivo envueltos en empaques plásticos o que no son biodegradables por lo que la contaminación y daño ambiental que producen es irreversible y debe ser desalentada, procurando las empresas buscar otras formas de empaque para la distribución y venta que permita una relación amigable con el medioambiente.
Es decir que la venta de pequeñas cantidades de producto de consumo instantáneo, que alimenta al ser humano por el término de un día de su vida y deja el lastre en el medioambiente de su packaging, por los siguientes 200 años y en el mejor de los casos la economía en su conjunto debe hacer infinitos esfuerzos por seleccionar el descarte e intentar reciclarlo en algo que adquiera algún valor económico o de uso específico, no parece una actividad humana inteligente y los resultados de los daños ambientales que hoy se están viendo son la prueba de ello.
Vamos a un ejemplo de la vida diaria.
¿Cuál es el beneficio obtenido? ¿Que un padre o madre no debe más que introducir en la mochila de su niño de jardín de infantes un paquete de galletitas pequeño que contiene 6 galletitas envueltas en una delgada lámina de acetato y un juguito en tetrabrik de 200 cm3, con una pajita plástica adherida envuelta a su vez en un plástico que se pega al envase de tetrabrick y que a su vez para ser distribuido es acomodado en empaquetado plástico de mayor dureza y gramaje, cuyo total contenido por bulto mayorista no supera los 3000 cm3?
Lo que ese niño está consumiendo con ese surtido es apenas un 20% de las calorías diarias que necesita, las está consumiendo en base a carbohidratos con grasas transgénicas y componentes FIDELIZADORES de gusto del consumidor, es decir haciendo al niño un consumidor compulsivo del bien en cuestión, fabricando a futuro a un humano con problemas diversos en su salud, empezando por la obesidad creciente en la población infantil –que obviamente no atenderá la empresa que fabricó las galletitas, pero que si atenderá el Estado con sus sistemas de salud.
Ese niño encontrará que, 20 años después de ello, en el planeta donde habita se encuentra en algún lugar el pack de tetrabrik, la pajita el envoltorio de la pajita, el envoltorio de las galletitas de ese 20% de la alimentación de un sólo día de su vida, más todo lo producido por sí y por cada humano de hábitos similares, habiendo construido un mundo invivible, y todo ello para que las marcas de galletitas y juguitos hayan ganado un poco más de dinero y trasladando los costos del daño ambiental y humano a los estados Nación y a las futuras generaciones.
De igual modo podemos observar cada uno de los hábitos ciudadanos que construyen lastres de tal magnitud que los gobiernos de los países más poderosos, vienen sometiendo a los países menos poderosos a aceptar en sus territorios la importación de basura exportada porque no es posible contener los volúmenes dentro.
Basta recordar que durante el gobierno de Macri en la Argentina, se habilitó la importación de Basura proveniente de USA, -decisión que por suerte a la fecha ha sido revertida a partir de la llegada al poder de un gobierno Peronista- pero que en otras latitudes de mayor pobreza y menor capacidad de autonomía de sus gobernantes ya es práctica habitual envenenar su territorio con el lastre producido por otras sociedades, como es el caso de India y de varios países del continente africano.
Empero pobres de toda pobreza seríamos si no nos pudiéramos plantear la posibilidad de modificar hábitos tan perversos con el medioambiente y los niños que decimos amar para su futuro si no hiciéramos los esfuerzos de cambiarlos.
El problema es primeramente económico y por eso el efecto regulador del mercado por parte del Estado con todas sus herramientas, -entre ellas las impositivas- y el uso racional de las libertades –que enarbola el mercado- serán las que posibiliten que el niño que hoy simplemente se despertó y fue al jardín de infantes pueda levantarse dentro de 20 años en un mundo en el que aún vuelen abejas que polinicen la flora planetaria y pueda beber agua y viva más allá de sus 40 años.
¿Por qué decimos que es un problema económico?
Continuando con el mismo razonamiento, no se trata de si los progenitores son buenos o malos padres o madres, sino de un tema de desinformación y costos asociados.
¿Porque los padres no alimentan a su niño con una banana u otra fruta mandada en un tupper al jardín para el momento del desayuno? Porque sus niños serían infelices, pues ya han probado las adictivas galletitas que algún otro compañerito ha llevado y el packaging además tiene unos divertidos muñequitos estampados. Entonces en la medida de sus posibilidades económicas se esfuerzan y compran las galletitas que el niño pide.
Pero como es cuestión de costos existen las marcas a b c y d en orden a su calidad, la cual está dada por el quantum inversamente proporcional al precio, de esas grasas –transgénicas- perjudiciales para la salud del niño.
Es decir que los niños de familias de menores ingresos y que todavía están en condiciones de consumir galletitas consumirán las D, que son las que más grasas perjudiciales contienen, pues a mayor cantidad de esos productos menores costos de fabricación.
En definitiva, decimos que a menor capacidad económica de las familias, peor calidad de producto para la salud de sus niños. El envase tetrabrick con el juguito se cambiará por el “naranjú”, esfera de plyester expandido con pico que contiene la misma exigua cantidad de bebida azucarada, vale la mitad que el tetrabrick y se trata de agua azucarada con saborizante y colorante, y no cuenta con ningún agregado vitamínico.
Estos bienes debieran ser tan caros en el mercado que ninguna familia baja, media o alta en sus ingresos pudiera comprarla y para ellos sirven los impuestos, y su utilización con base en los “fines extrafiscales” de la tributación.
Experiencias planetarias:
Los impuestos verdes, así llamados en el mundo, se vienen utilizando en distintas latitudes con diferentes resultados, tanto en el fin último de desaliento a la utilización de contaminantes, – en los casos hasta ahora y bajo estudio sólo se han impuesto a los contaminantes de la capa de OZONO-, como en la faz recaudatoria, esto es la colección de fondos que sirvan para paliar los efectos nocivos.
Las experiencias tanto de Chile, que ha impuesto tributos a las emisiones de gases tóxicos tanto de fuente fijas –turbinas y otras chimeneas- como móviles – las que se corresponden con el uso de energía en el transporte de naturaleza contaminante; como la experiencia de España , la que al día de hoy no tiene todos los estados que integran la república de España comprometidas en esta lucha, tienen bajos o muy bajos efectos recaudatorios, integran las rentas generales, por lo que no tienen un efecto de asignación directa, y son de muy difícil control, ya que requieren personal altamente capacitado para la medición de las resultantes de sus declaraciones impositivas.
De todos modos la pretensión de esta propuesta va mucho más allá de las experiencias de los países mencionados y se corresponde con un impuesto múltiple que en un renglón grave las emisiones de gases de efecto invernadero, sólo como un capítulo del decálogo de hechos imponibles que abarca la imposición verde, y que por otro lado impacten en el balance empresario de un modo tan contundente que implique la necesidad de reconfigurar la idea de negocio de esos emprendimientos.
PROPUESTA CONCRETA:
Así las cosas en un principio los lineamientos generales de gravabilidad son:
- 1-Emisiones de gases de efecto invernadero, siendo el hecho imponible la emisión al medio de mts3 de gases definidos en una tabla específica. En este punto corresponde aclarar que desde que se dictaron los ineficaces impuestos chileno y español a la fecha se han creado diversos productos que disuelven y minimizan las emisiones de gases de efecto invernadero, y que se fabrican en nuestro país por lo que el impuesto debe ser diametralmente opuesto a las experiencias de esos países.
- 2-Se gravará a su vez la venta de litros de herbicidas, fungicidas, y todo otro producto para fumigación de base química, glifosato o similar, que se vierta sobre plantas y tierras y tenga por objeto evitar el desarrollo de otras plantas –malezas-, y sea este de origen químico, no natural. Existen diversas soluciones naturales con idénticos efectos, matrículas de invensión que son inmediatamente compradas y anuladas por el fabricante mundial de estos herbicidas para evitar su fabricación y venta, con el contraste de resultados y daños medioambientales.
- 3-Se gravará la tala de árboles de lento crecimiento, por fuera de los cotos de tala de dotación sustentable que requiera para su reposición en igual tamaño y calidad, más de 24 meses de desarrollo y que no esté repuesto en una cantidad de uno a veinte. En este punto debería estar terminantemente prohibido la tala de las especies que no se encuentren en una lista específica y acotada a un control de stock y protegido juntamente con un plan de multiplicación de las hectáreas destinadas a su reproducción.
En tal sentido, la desertificación como problema principal de la Argentina a largo plazo y con el cambio drástico en desmedro del valor de la tierra en la Argentina requerirá una normalización que exija la resiembra de una porción de cada hectárea, correctamente distribuida, de un número de árboles y plantas no explotables que refunden la flora natural. Basta con un continente desertificado por el hombre como es áfrica para que permitamos que hagan lo mismo en la pampa húmeda y bosques nativos, selva subtropical y humedales.
- 4-Se gravará el vertido de líquidos no biológicos, como residuo de producción, a cuencas acuíferas, a piletas a cielo abierto y toda otra forma no tratada del deshecho, por metro cúbico, -que no se encuentren dentro de las prohibiciones totales de tal vertido.-
- 5-Se gravará con este impuesto a las ventas de productos masivos a consumidores finales- la venta de cualquier producto para consumo (alimenticio, de limpieza, de tocador e higiene personal, etc ) de cualquier tipo, que se expenda en envase que no sean biodegradables en el término de 3/6/12 meses. Por cada envase vendido se deberá tributar un monto tal, que encarezca el producto al consumidor final de tal manera que sea antieconómico el consumo de tal forma.
En este caso se promoverá el expendio de todas las formas de productos sueltos con rellenado de envases trasladados por los usuarios, es decir que se encontrará exenta del impuesto, empero deberán ser reciclables los contenedores de los productos sueltos que sirvan para la distribución del producto. Ej, galletitas en lata, embolsadas en bolsas de papel u otros envases biodegradables.
En este punto deberían estar absolutamente prohibidas las ventas de alimentos en bandejas plásticas descartables, como los cubiertos descartables, vasos, sorbetes y todo otro contenedor descartable. De la misma manera se deberá prohibir la venta de productos de consumo masivo en envases para aerosol, restando autorizada sólo la venta del producto en envase para pulverización de tipo reutilizable para su rellenado. Ello en tanto no deba ser prohibido por tratarse de químicos perjudiciales para el medioambiente.
- 6- Se gravará la venta de grasas transgénicas de cualquier naturaleza, con fuertes tasas por cada kilo de productos, que se utilicen en la industria alimenticia, de manera de que el producto final sea más barato con grasas de origen natural que con estas. Ello en tanto por la calidad de las mismas no deban ser prohibidas.
- 7-Se gravará la venta de colorantes, conservantes, y otros productos químicos de naturaleza “fidelizantes”, para la utilización en la industria alimenticia. La unidad de medida habitual para la venta de estos productos será la unidad de medida que se utilice para su gravabilidad.
- 8-Se gravará la venta de bebidas “Envasadas” en envases descartables plásticos, tetrabrick, y de cualquier tipo, por unidad envasada y todo otro contenedor que no sea biodegradable en el término de 12 meses. El impuesto a aplicar por unidad deberá ser de tal magnitud que resulte en “inviable” la compra habitual de estos productos.
OTRAS CONSIDERACIONES Y ADAPTACIONES NORMATIVAS NECESARIA:
Se entiende conveniente la prohibición absoluta de la venta en bares y restaurantes de bebidas embotelladas en envases descartables, ya que las mismas pueden ser servidas con “dispenser” de todo tipo en el salón y del mismo modo puede hacerse en todos los Kioscos, etc. De igual forma correspondería prohibir la venta de comida envasada en bandejas plásticas o al peso en bandejas plásticas. Los lugares de trabajo deberían ser habilitados si y solo si cuentan con un espacio para el lavado y conservación de los elementos mínimos de los contenedores de alimentos y cubiertos para su consumo.
Las legislaturas de cada ciudad deberían dictar las normas para que cada lugar habilitado como lugar de trabajo, oficina, local comercial etc, deba contar para su habilitación con estos espacios que permitan a los empleados comprar alimentos llevando sus propios contenedores –tuppers- y donde luego lavar estos una vez utilizados.
Hemos llegado al absurdo de que para que un restaurante se ahorre el costo de empleados de limpieza en cocina, mosos en salón, etc, para vender una ensalada y una gaseosa se vende la ensalada en bowl plástico, con tapa plástica, cubiertos de plástico, botella de gaseosa de plástico y vaso de plástico en el que servir la gaseosa, sorbete plástico e individual de papel en la bandeja de autoservicio.
Este tipo de prácticas de expendio deberían quedar totalmente prohibidas. Este es un claro ejemplo de cómo un empresa para ahorrarse los costos asociados de la contratación de personal, vuelca esos costos en el medio ambiente, y en los crecientes costos ciudadanos en recolección de residuos, transferencias a sectores vulnerables por el creciente desempleo, etc.
No escapa al ideario que todo ello implica que para que se dejen de usar estos envases y medios de comercialización y consumo de productos masivos deberá adaptarse diversos factores de la vida cotidiana de las personas las que redundarán entre otras cosas de mayores tiempos en la adquisición de los bienes necesarios para la vida familiar.
Ello implicará discusiones respecto de la extensión de la Jornada laboral de los empleos en relación de dependencia, discusión que obviamente va de la mano con un modo de vida menos perjudicial y de fuerte explotación de los trabajadores que no guarda hoy día relación con las necesidades de las economías en si, sino de los afanes de maximización de ganancias.
Hasta hoy la jornada laboral en las urbes de Argentina se divide en tres turnos de 8 horas, jornada que era muy rentable para las empresas cuando un operario administrativo debía utilizar una máquina de escribir y una sumadora Olivetti, pero hoy día con los avances tecnológicos perfectamente podría distribuir las 24 horas en 4 turnos de 6.
En las actividades de 12 horas como la salud y otras actividades, la jornada laboral debería ser de tres turnos de 8 para cubrir una jornada laboral completa. Y en todas las actividades la jornada laboral debería reducirse e incrementarse los turnos de trabajadores, de manera que sus consumos sean saludables para sí, y amigable con el medioambiente y sostenible en el tiempo.
Obviamente la política del comercio exterior deberá ser acorde a proteger a las empresas que produzcan trabajo argentino y no someterlas a competir en términos desiguales con empresas productoras de bienes fabricados en latitudes sin protección del trabajo.
Ello no sólo implicaría una fuerte revitalización del mercado de trabajo, sino que además equilibraría en poco tiempo la aportación de los trabajadores al sistema de jubilaciones y pensiones.
La política en materia medioambiental deberá ser integralmente tratada por las distintas administraciones nacional, provincial y municipal en cuanto a su control y de manera coordinada, pues no solo las funciones de la AFIP entrarán en vigencia, sino también otros organismos del estado como la secretaría de comercio y otras administraciones gubernamentales. ANMAT, INTI, ETC,
Con seguridad estos preceptos más otros tantos que la discusión política pueda sumar al ideario, aportarían una fuerte suma recaudatoria en principio, siendo su expectativa descendiente, y permitiría limpiar en parte pero fundamentalmente dejar de contaminar al ritmo que se viene efectuando nuestro planeta.
Cómo se puede observar desde un principio la discusión es eminentemente económica, ya que en todos los casos se trata de una más saludable y justa redistribución del ingreso de la sociedad toda.
Otras consideraciones de naturaleza internacional
Por otro lado correspondería que la Argentina ponga en valor dentro del concierto de las Naciones los esfuerzos por la conservación del medioambiente que beneficia al planeta entero, solicitando ser este un valor a poner en juego en la discusión de las acreencias internacionales, ya que el aporte al medioambiente planetario tiene un fuerte costo fiscal para la Nación en su conjunto.
De igual manera se deberá promover la venta en comercios de cercanía, que permitan la distribución de los bienes y servicios de la forma esperable, (suelto, a granel, etc) para lo cual la concentración en grandes centros de compra masiva no parce ser el modo más eficaz, lo cual traerá beneficios colaterales al desalentar la concentración en las grandes cadenas formadoras de precios transnacionales.
Naciones Unidas ha intentado implementar un sistema de BONOS ecológicos a las Naciones que cumplan con los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual fue una intención desdeñada por parte de USA.
Sin embargo la pandemia actual por el COVID 19 ha abierto discusiones de diversa naturaleza, permitiendo miradas distintas y contrapesos diferentes en el concierto de Naciones, por lo cual se advierte interesante el planteo como un esfuerzo por parte de la Nación Argentina en beneficio de la humanidad en su conjunto y debería ser mensurada políticamente de la manera correcta.