Medios de comunicación

Andá a votar

Por Marcelo Ruiz

Me cuesta creer, pero sé que existe; esa sensación de incertidumbre, de desconcierto, me paso ayer salir de un local y escuchar a unos jóvenes treintañeros, decir, yo no voy a votar, para que, son todos unos desastres.

Les pedí, casi como un ruego, que no dejen de votar, que renunciar a nuestro derecho de elegir, es también renunciar a nuestro derecho a reclamar, a crear nuestro futuro; Que puede parecer más fácil no involucrase, dejar que otros decidan por nosotros, pero que después los errores los terminamos pagando todos y de poco nos sirve jugar al  YO NO LO VOTE.

Necesitamos ir a votar a pesar que, en las últimas dos elecciones presidenciales, evidentemente nos equivocamos, yo equivoque mi voto. La mayoría que ganó se equivocó, y sin declarar por quien votamos, de repente estamos todos adentro y del mismo lado.

Por eso tenemos que votar, porque debemos volverlo a intentar, porque cuando nos equivocamos no renunciamos, volvemos a intentarlo, como cuando éramos chicos y nos caímos de la bicicleta mil veces antes de salir andando, como cuando elegimos enamorarnos de la persona equivocada, de las decisiones laborales, de las amistades. Siempre volvemos a intentarlo.

Quizás deberíamos reflexionar un poco más en nuestra participación ciudadana, sobre todo, los que aceptamos habernos equivocado, demasiadas pocas cosas hacemos por tener nuestra propia Patria, y evidentemente no basto con festejar el mundial y abrazarnos entre todos. (¿Aprovecho porque me quedo picando: ¿Que hubiese sido del mundial si Messi renunciaba a participar, te lo imaginas?

Algunas decisiones tenemos la obligación, la necesidad de afrontar como ciudadanos, porque y como dije antes estamos todos adentro y del mismo lado.

¿Sera quizás dejar de aceptar que medios y redes nos intoxiquen 24/7 con mentiras, con supuestos, hipótesis y afirmaciones que después no se confirman y quedamos todos flotando en absurdas conclusiones, con sabor a engaño y en ridículo?

¿Sera percibirnos por lo que verdaderamente somos y a que porción social pertenecemos, porque al menos a mí me pasa que de unos años a esta parte entendí que no soy de clase media, a pesar de comer todos los días, tener dos trabajos, un auto y de vez en cuando darme algún gusto. Soy un trabajador y como tal soy de clase trabajadora, y muchas veces con sensación de pobreza.

¿Sera también creer que con solo ir a votar está cumplida nuestra parte cívica y el compromiso con la sociedad y el futuro que irremediablemente compartiremos 4,8,12 o los años que nos toque por vivir.

¿No deberíamos ser consecuentes con esa necesidad de defender nuestros derechos  y reclamar que cumplan con las promesas electorales, empezar a votar proyectos de país y no personas, poner el ojo  en quienes ocupan cargos legislativos y judiciales y condicionar nuestro voto por la calidad y capacidad de los equipos de cualquier gobierno y no solo del presidente y de este modo votar por una mayoría en el Congreso que le permita gobernar al ejecutivo y designar jueces que impartan la ley para todos por igual.

Al menos a mí me pasa que esta debilidad que provocamos con nuestro voto es el arma letal que tienen los poderosos para que nada o poco cambie a nuestro favor.

Yo tengo mis respuestas, pero son las mías, la intención respetuosa es que a quien lo lea le pueda despertar el interés por su propia respuesta y el tiempo necesario para sus propias preguntas.

Lo cierto es que, si nada hacemos, nada podemos reclamar.

No sé, pero me vino la imagen de Leo diciendo:

Anda pa ya, no seas Bobo, Anda a votar.

A mis compañeros, con quienes militamos o intentamos participar en mayor o menor medida, con mayores o menores intenciones políticas, permítanme pedirles que mantengan su compromiso y sus convicciones por delante de todo, incluso de lo que nos parece que es lo conveniente para ganar esta elección.

Porque y a modo de mea culpa, creo que la mayoría y pido disculpas para quien no sienta lo mismo, no hemos sido lo trascendente y determinantes a la hora de defender y reclamar, en este último manoseado gobierno peronista.

Tenemos dos opciones en esta interna, una con la sospecha y las dudas de volver a equivocarnos, fundadas y con razón en el pasado y en el presente, la otra me genera más preguntas que respuestas y quizás con un formato expreso donde me explicara cómo, cuándo y con quien llevara a cabo sus promesas electorales me permitiría tomar una decisión revolucionaria capaz de acompañar. Perdón, también esta Moreno, al que me cuesta votar como presidente pero que lo incluirá de algún modo en un gobierno peronista, por más crucificado que lo muestren los medios; a él y a tantos otros compañeros que no entendimos la importancia de defender y reivindicar.

Seguramente muchos estemos con estas dudas, y con la pelea interna de no saber a quién votar.

Lo que sí creo importante para el futuro es defender con el alma y el cuerpo los ideales que compartimos y sea quien sea el que nos represente tenga el límite impuesto y de verdad nos comprometamos a no permitir nuevos engaños.

El poder siempre estará en el pueblo que se mantenga alerta y movilizado en defensa de sus derechos. Si de verdad intentamos ser dirigentes políticos, representar de algún modo a personas con menos tiempo o vocación, trabajemos en las formas de reclamar y estar vigilantes permanentemente por nuestro propio bien y el de nuestro pueblo.