Sobre el cierre de la Dirección de Atención Directa a Situaciones Especiales, por Hugo Fiamberti
En nuestra sociedad, hay vidas que son lloradas y vidas que no. Hay personas que, cuando son asesinadas, merecen una investigación y hay, en cambio, masacres que están naturalizadas. ¿Cómo entender esta distinción entre las distintas vidas?
La DADSE, Dirección de Atención Directa a Situaciones Especiales, dependiente de Políticas de desarrollo comunitario y acompañamiento en situaciones de emergencia del Ministerio de Capital Humano, es un área para la gestión y entrega de medicamentos de alto y bajo costo para adultos, mujeres embarazadas, adolescentes y niños con cáncer, enfermedades crónicas discapacitantes y patologías agudas urgentes. La misma responde a toda la población del territorio argentino que carece de cobertura sanitaria, en situación de vulnerabilidad social y de recursos económicos que garanticen el acceso al tratamiento médico.
Otorga subsidios para la adquisición de medicamentos, insumos médicos y tecnología biomédica que durante el ejercicio 2023, se le concedieron a 62.468 personas resultando un total de 23.819 prestaciones, tales como, subsidios directos, ayudas económicas y subsidios para medicación de alto costo.
El día 5 de febrero próximo pasado, las personas que asistieron al edificio de la calle Rivadavia 870 de CABA, se encontraron con una hoja impresa colocada en sus puertas cerradas con el mensaje “La DADSE permanecerá cerrada momentáneamente por readecuación de los sistemas y procedimientos”. Al día siguiente, por una resolución del secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, nos enteramos que dispuso la suspensión de la atención hasta tanto “se revisen los circuitos administrativos que garanticen la transparencia, igualdad y legalidad en la gestión de las acciones de dicha dirección, sin perjuicio del inicio de las acciones administrativas y/o judiciales que pudieran corresponder”.
Por acciones urgentes llevadas a cabo por parte de familiares y de trabajadoras y trabajadores de la Dirección para lograr la visibilización del tema, se logró que la misma abra sus puertas, pero sigue suspendido lo que hace al procedimiento administrativo para dar curso a los trámites porque no hay firma disponible y no han designado quien será la persona que esté a cargo de la Dadse.
Se reciben los trámites, pero la medicación no se está entregando desde hace dos meses.
El día 16 de febrero la Ministra Sandra Pettovello (que nunca recibió a los familiares que pidieron reunirse con ella en reiteradas oportunidades), realizó una denuncia penal por “graves irregularidades” en cuyo escrito no menciona a ningún ex funcionario de los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández. Destaca que “abarca desde 2016, cuando se implementó un procedimiento de compra exprés por urgencia para reemplazar un sistema de compras de facto, hasta el 10 de diciembre de 2023″, fecha en que asumió Javier Milei y la ministra de Capital Humano decidió “auditar todas las áreas” para detectar presuntos delitos.
Las familias, nucleadas muchas de ellas en diversas organizaciones de la sociedad civil junto a trabajadores de la Dirección, se movilizaron al Congreso de la Nación siendo recibidas por diputados y diputadas de Unión por la Patria, en donde pudieron expresar su dolor y su desesperación ante tanta perversidad por lo cual están viendo como sus familiares día a día van desmejorando e incluso ya algunos con riesgo de muerte. En dicha reunión se establecieron varias acciones a emprender de manera inmediata.
¿Es necesario aclarar que estas interrupciones en los tratamientos no fueron prescriptas por los médicos, sino por funcionarios de un gobierno que hora tras hora nos va empujando a golpes a una tragedia sin precedentes?
Como todos sabemos, el cáncer es una enfermedad que no puede esperar como también las enfermedades crónicas. Los pacientes se encuentran a la deriva y no saben cómo van a continuar con su tratamiento, que suele ser muy caro. Cuando hablamos de caro, hablamos de medicación del orden de los 7.000 dólares mensuales, cuando hablamos de caro hablamos de comprimidos que deben ser ingeridos dos al día con un costo de 3 millones de pesos cada uno.
La demanda sobre los comedores comunitarios creció un 30% y la respuesta del Ejecutivo fue dejar de enviarles alimentos. La demanda de la atención médica pública se está incrementando considerablemente a raíz de las políticas implementadas que generan despidos masivos, aumentos desproporcionados por parte de las empresas de medicina prepaga.
¿La respuesta entonces es dejar de otorgar las prestaciones?
¿Hasta cuando debe esperar una persona para que el gobierno le otorgue lo que debe otorgarle en forma urgente para calmar su dolor, para evitar su muerte?
La interrupción en la entrega de medicamentos y la asistencia en salud de miles de personas en situación de pobreza, pone en peligro la estabilidad y el bienestar de quienes dependen de estos tratamientos para sobrevivir, y de no revertirse la medida podría traducirse en consecuencias devastadoras, incluso, reiteramos una vez más, en pérdidas de vidas humanas, lo cual además es una violación a lo establecido en la Convención de los Derechos Humanos, en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Constitución Nacional y diferentes leyes nacionales.
Tenemos una Convención, tenemos leyes. Sus textos, sus palabras, establecen derechos, responsabilidades, obligaciones. Sus textos, sus palabras, responden a modelos ideológicos, culturales, históricos, representaciones.
Quien pone nombres, define sentidos.
Las palabras no tienen un significado neutro; las palabras clasifican, estigmatizan, encasillan,
limitan o liberan. La palabra ordena. Y se ordena desde la palabra.
El lenguaje es el nivel básico de pensamiento. Es la manera en que nos comunicamos con los demás integrantes de la sociedad. La realidad que existe, es la que nombramos, es lo que hablamos todos los días. Sin embargo, sería iluso creer que las palabras a utilizar las decidimos entre todos. En realidad, es una cuestión de poder.
El mensaje “La DADSE permanecerá cerrada momentáneamente por readecuación de los sistemas y procedimientos” tiene un significado claro: no nos importa quien sufre, cuanto sufre, ni quien muere, el poder lo tenemos nosotros.
Mientras acompañamos la resolución urgente de esta situación, no perdamos de vista que todo es deconstruible, porque nos resulta necesario evidenciar la historia de los triunfadores y los derrotados. Pero sobre todo para desenmascarar el efecto disciplinante del lenguaje que se presenta como neutral y transparente.
Hugo Fiamberti