La irresponsabilidad y la ineptitud del gobierno, por un lado, y su errónea política económica, por el
otro, han puesto a la Argentina en una situación similar a la que la llevó el tristemente célebre
blindaje de Fernando de la Rúa.
La consecuencia será una política de brutal ajuste. No habrá un peso para la obra pública. No habrá
un peso para las provincias. No habrá subsidios de ningún tipo. El dólar subirá a lo que determinen
los especuladores y los exportadores y el año electoral será de llanto y crujir de dientes, muy lejos
del cuadro idílico que el propio gobierno se había pintado a sí mismo.
Las ratas -los periodistas y comunicadores que nos decían que todo iba magníficamente bien- están
abandonando el barco y el presidente Mauricio Macri puede convertirse en un fantasma sin poder o
en un psicópata desairado. Cualquiera de las dos alternativas tendrán consecuencias dramáticas. En
el primer caso, porque será tan solo un títere. En el segundo, porque su empecinamiento patológico
puede agravar una situación que es muy grave.
Hay otro dato para sumar al cuadro de situación: el ajuste exigido por el FMI no puede hacerse sin
represión.
De la capacidad de unidad y resistencia del movimiento nacional y de la clase trabajadora
organizada depende, como nunca, una salida a la crisis en la que nos metieron nuevamente los
agentes de la oligarquía, el imperialismo y el capital financiero.

Mesa Directiva del Instituto Independencia
Buenos Aires, 8 de mayo de 2018