Pese a las calumnias y difamaciones lanzadas por la vieja rosca exportadora y financiera boliviana, pese al racismo desenfadado que pudo verse y escucharse durante la campaña electoral y pese al intento de tergiversar la voluntad popular, los bolivianos han ratificado el camino iniciado hace 13 años bajo la conducción de Evo Morales.
En esos años, Bolivia pudo vivir un período de desarrollo económico, de mejoramiento de las condiciones de vida de su pueblo, de autarquía financiera y de progreso en todos los ámbitos de su vida social como nunca antes lo había logrado en su dolorosa historia.
El presidente Evo Morales puso a Bolivia y a su pueblo en la altura que estos merecían. Su país y su gobierno comenzaron a ser respetados en el mundo entero, convirtiéndose, incluso, en ejemplo de un gobierno virtuoso, atento a su pueblo y vigilante frente a los peligros que lo acechan.
Sus adversarios políticos son los mismos enemigos de los pueblos argentino, chileno, peruano, ecuatoriano y brasileño. Y nosotros, como quizás ningún otro, hemos conocido en estos cuatro años lo que significa la destrucción de la economía, el saqueo a los pobres para el enriquecimiento de los ricos, la entrega de la soberanía en manos del FMI.
Que la OEA no sea insolente. El pueblo boliviano ha votado y ha dado su veredicto. Y que el gobierno argentino que el domingo será derrotado en las urnas prescinda de meterse en las cuestiones internas de nuestros hermanos del Altiplano.
El Instituto Independencia festeja con millones argentinos este nuevo triunfo popular.

Mesa Directiva del Instituto Independencia

Buenos Aires, 24 de octubre de 2019